Poesía (Poema
dedicado Eduardo Heilbron)
En
la calle
con la gente
con la gente
Realidades
que no puedo dejar de escribir
que no puedo dejar de escribir
Poema inédito, Luis
Vilchez
Tenia tantas ganas de compartirles la obra de este poeta de
Jujuy, que vivio varios años en San Luis, que solo el río Trapiche sabe cuanto esperaba
este momento. Bueno, parece que llegó.
Eduardo lleva
adelante este “desesperado oficio” de poeta (siempre Roberto Santoro nos da
letra) manteniendo varios años una pagina web www.poemasneuroticos.com.ar y
colaborando con diferentes proyectos literarios. Participa actualmente de la Revista Cultural
Latinoamericana (Guturalmente hablando) “El Viento” y ha publicado “Tratados de
la distancia”, libro número 13
de las Ediciones libros de la Calle con nuestra editorial, que de forma desinteresada apoyo su
vocación de pájaro.
Tuve el honor
en ese momento de su historia, que me cediera el poeta las llaves de su libro,
para darle apertura a sus palabras, y algo así escribí:
Yo creo que hay que ser poeta para sanar la vida. No
lo digo porque yo me considere un poeta (aunque en lo más hondo del corazón
reconozco que sí, ese es mi sueño).
De pequeño soñé pájaros poetas, que con sus vuelos de palabras
caminaban por la cima de mi ser, para llenarme de ese canto y esa voz, que solo
los/las poetas de este mundo le convidan a la vida.
Creo que he tenido suerte. Mi vida se ha llenado de
amigos-compañeros-camaradas-poetas. Y ese regalo de metáforas del sol,
es una de las pocas cosas que me mantiene vivo. Resistiendo. Soñando. Amando.
En un mundo lleno de rutina y vanidad barata.
El paso del tiempo me convidó los versos de mi amigo Eduardo. Su
temple. Su optimismo metafísico. Su ahora. Su búsqueda interna y su constante
desencuentro con el amor de una mujer que se conforme con compartir las cosas
simples de la vida. Y a pesar de que le llevo casi el doble de edad, nunca noté
la diferencia en ese mano mano o verso a verso que siempre nos mantiene vivos.
Comprendí conociéndolo al Jujeño que las personas tenemos años, pero no edad
(la cronología es un fastidio que separa a las generaciones estructuradas).
Hoy Heilbron integra conmigo una revista cultural que llamamos
desde hace doce años “El Viento” (hoy ya
son 16 años), y que es para nosotros uno de los tantos fusiles con que damos
batalla a la cantidad de corruptos que gobiernan el país y el mundo. Poetizamos
para buscar la belleza, para soñar, para aunar memorias.
Este Jujeño nacionalizado Puntano. Que bien sabe que no tiene
fronteras, más que las que limitan el poco entendimiento que hay entre los
pueblos. Nos convida en este libro centenares de preguntas sin necesidad de dar
respuestas. Las manos del juglar popular empiezan este encuentro y... Dicen
que el hogar es donde esta el corazón... El río canta bajo. Y atento,
quiere escucharlo.
Luis
Vilchez
Obra de Eduardo
Heilbron, el “Juje”
Testimonio
La poesía es la
chispa capaz de encender todos los fuegos.
La
la palabra es tuya,
la palabra es de todos.
Es más que tres silabas graves,
es mucho mas que un tecnicismo de la comunicación,
la palabra puede encerrar ira, amor, emoción,
pero no se puede encerrar a la palabra,
dormirá en tu mente un tiempo, y después buscará miles de formas
de reventar tu cabeza, para escapar.
La palabra impresa en un papel no es de quien la escribe,
la palabra impresa en un papel no es de quien la imprime,
la palabra impresa en un papel es de todos,
quizás sean armas que empuñamos algunos,
quizás sean sueños verbales en tiempo iletrados,
pero no nos engañemos, la palabra esta en todos lados.
Porque cuando uno lee algo en un papel
ese algo crecerá en nuestras ideas
invadirá otros terrenos transformándose
se engendrará en otras formas liberándose.
Pensándolo bien, la palabra no es mía,
la palabra no es tuya,
la palabra es de todos.
Es la libreta ayuda memoria de la memoria,
es el remanente de conciencia del más inconciente,
hace único al cualquiera,
igual al diferente.
Porque si un señor te dice buen día
ese buen día ahora es tuyo
moldéalo, transfórmalo, pero es tu deber
liberarlo y solo así dejarlo ser.
Liquidez
Son pocas mis monedas,
cada vez me cuestan más,
la pendiente es cada vez
más empinada,
ya no se puede volver
hacia atrás.
Son pocas mis monedas,
y cada vez se me van más rápido,
atrapadas en una amalgama
de ofertas,
de consumo voraz y sin
ningún sentido.
Son pocas mis monedas,
y cada vez valen menos,
atrapadas en un tránsito
macabro,
ser humanos y mirarnos
y desconocernos.
Tus billetes cada vez son menos,
y cada vez te cuestan más,
el nuevo reino de
la desconfianza,
se devora todo pues
la bestia no cabe en su disfraz.
Tus billetes cada vez son menos,
y cada vez se van más rápido,
la vorágine del neón
que avanza,
y ridiculiza al que le da
voz y voto al corazón.
Tus billetes son cada vez menos,
y cada vez valen menos.
La miseria se expande
cruelmente.
Ya nada será igual.
Extrañado
Ahora nos resulta extraño
que un pibe golpee a otro.
No es un concepto muy distinto al de los golpes
rutinarios a nuestra dignidad.
Quizás leyó el diario.
Quizás escuchó en la radio
violencia burdamente disfrazada de
canción.
Quizás el hambre nubla su vista,
quizás el frío congela sus ideas.
Tal vez no piensa, por que esta apurado,
y corre, para permanecer en el mismo
lugar.
Y nos sorprenden los muertos
en nuestro tráfico.
No es un concepto diferente
al del niño que corre con el miedo
de haber necesitado lastimar a alguien.
Quizás fue fugaz la sobremesa.
Quizás la noche no lo durmió,
y las voces paranoicas solo
recitan la solución violenta.
Quizás el casco opaca vanidades,
quizás siempre, pero siempre, lleguemos tarde.
Tal vez creamos que la muerte es para todos menos para uno mismo.
Pero con pensarlo un instante, nos damos cuenta de que es un error.
Desarraigo
Dicen que el
hogar es donde esta
el corazón,
y quizás tengan razón,
la distancia no me puede hacer
olvidar
la alegría del tinku, el picor de
un locoto,
el cielo mas azul que pueden
imaginar.
Aún veo anochecer en Yala
si cierro los ojos,
y estoy seguro de que no es un
antojo,
si tarareo la triste quena y
pregunto cuando he de volver
a oír el canto del río, a sentir
aroma a albahaca ,
al ver la belleza del amancay al
florecer.
Mis raíces me obligan a vivir en
añoranza,
mas no pierdo la esperanza
de dejar que la coplera y la copla
me describan,
dejar que me lleve el diablo en
algún carnaval,
volver a los amores que de guagua
se crían.
A veces me acuerdo de alguna
chinita que
conocí alguna vez,
en primavera, nuestro mes,
de los que estudiamos la vida total
e infinita,
de los que extrañamos el canto de
la cigarra,
de los que recordamos el sabor de
la humita.
De los desarraigados.
Segundo
De nuevo
llegué segundo
en la inmoral carrera en la cual
solo el ganador,
no obtiene soledad,
cada vez me siento mas cerca de
alcanzarte,
no soy mas que un mortal que saluda
a la tumba de
su pudor y se codea por fin con su
libertad.
Pero hoy fui segundo nuevamente,
el premio, como siempre, me fue
esquivo,
al parecer la razón se equivocó.
Como envidio a tu acompañante,
sinceramente,
quisiera poder mirar tus ojos
cuando se me antoje un evento
festivo.
Creo que mi frágil corazón otra vez
ya se rompió.
Otra vez soy el segundo hombre
con el que mas te gustaría estar.
El segundo que mas quieres
en este maquillado lugar.
De nuevo descarrilé en ese segundo
que aún no se sortear,
y que siempre me llega.
Nuevamente no encajo en este mundo,
y me toca esperar,
y me toca aceptar lo que se me
niega.
Distanciado
Hace un mes
que no tropiezo
con tus ojos.
Me cuesta mantener esta
infinita distancia,
si estas tan cerca,
si me ignoras con tal elegancia.
Un mes me separa del recuerdo
de tus ojos.
Recuerdo distante e indeseable,
profundamente inexplicable.
Si están tan lejos,
si suelen ser tan inestables.
Que oportuna es la desgracia
de este tonto corazón,
ya no sirve la negación,
ya no alcanza ninguna acrobacia.
Un mes pasó sin poder ver
en tus ojos.
El tiempo y la distancia que
resiste mi orgullo.
Las normas rígidas y fatales,
profundamente impersonales,
la soledad que nunca destruyo.
Ya es un mes el que me aleja
de tus ojos.
Y están mas vigentes de lo que
estuvieron siempre,
Si están tan cerca,
si en mis sueños siguen presentes.
Los ideales son falacia
si este tonto corazón,
busca absoluta redención,
donde solo hallará desgracia.
Fuente
-
Revista Cultural Latinoamericana (Guturalmente hablando) “El Viento”
-
Archivo de Ediciones libros de la
Calle y la Revista
“El Viento”
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