30 de septiembre de 2015

Por Luis Vilchez - Poesía Periodística (Parte 25) - Luis Luchi, un canto del viento

Los piadosos y los tolerantes (Poema dedicado a Luis Luchi)

Los piadosos no me gustan -corazón-
no me tienen respeto
tanta conmiseración me da fastidio

los piadosos son los tolerantes
son los que viven con la cacerola llena de manjares
y conviven con la vacía olla de los pobres de siempre
sin sufrir graves daños de conciencia

los desterrados -vida mía- son invisibles
para los ojos de los piadosos y los tolerantes
habitantes de esta farsa sociedad invisible

los piadosos no tienen relación de igualdad con la alegría
carecen de utopías y misterios
porque ignoran la bandada de pájaros que vuelan
con sed de un nuevo sol

los piadosos son los tolerantes
son los que te ayudan
regalándote las sobras
de lo que te robaron

son los políticos y los politiqueros
son los portadores del virus de la desilusión humana
son los ejércitos de la globalización neoliberal
que nos conducen a una muerte prematura
ejecutando la alegría contra un paredón de desamor

los piadosos jamás pudieron ni quisieron nacer
intercambios de amares con cualquier esperancita
más bien son los que te piden un voto
a cambio del maldito olvido

mi esperanza sabe que la virtud de intercambiar amares
es el fundamento del respeto

mi esperanza me energiza para no tentarme
con la blasfemia de la cultura de la dependencia

yo sé que los piadosos le tienen miedo a mi esperanza
mi esperanza - la que es igual que tu esperanza
porque caminan juntas y se toman las manos

Poema extraído del libro Poemas de amor para una olla vacía, Ediciones Madera y Verso, año 2008, Luis Vilchez





Poema "calificaciones" del poeta argentino Luis Luchi
youtube.com
Hijo de inmigrantes judíos ucranianos, Luis Yanischevsky, su nombre real, nació el 11 de octubre de 1921. Fue un hombre enamorado y unido de por vida a la poesía -«desde hace muchos años es algo central para mí», llegó a comentar- y muy reconocido durante los años 60 y 70 en los ámbitos más alejados de la cultura oficial bonaerense.

Formó el grupo Gente de Buenos Aires con el poeta Roberto Jorge Santoro, el actor Héctor Alterio, el músico Eduardo Rovira y el artista plástico Pedro Gaeta. El objetivo era acercar la cultura al pueblo.

Militó en el Partido Comunista y simpatizó con el anarquismo y, como miles de argentinos más, tuvo que emigrar tras el golpe de Estado de Videla.

Cambió el barrio de Parque Chas de Buenos Aires por el Raval barcelonés, que inspiró muchos de sus textos. Además de por su actividad cultural, Luchi será recordado como un nombre luchador, comprometido y solidario y por ser un referente para todos los exiliados argentinos.

Lucho es referente para quienes nacemos Vientos, un poeta del pueblo y para el pueblo. Ya publicamos en varios números de la revista su poesía. Poesía que nos acompaña en cada paso por este camino de letras y utopías.




Número 35 de la revista, año 12, en la contratapa poema de Luis Luchi con ilustración de Oscar Grillo 


Obra de Luis Luchi



Todo a veinte, años después

(Poema muy largo)

El barrio aquí
igual
y nada
una verja
la primera vez que toqué metal
la flor fuera del alcance.


Lo dicho dicho está,
inútil será borrarlo,
ése es mi deseo;
me siento caer y es cierto
y medio fanfarrón elijo el lugar.
El cansancio es dueño de mi cuerpo
y yo alegre escribo versitos de mi cansancio
tal cual soy excepto las hipocresías habituales.
No limpiaré nada,
dejaré a la lluvia generosa interpretarme.
De un montón de errores creció una montaña
y sentado en la cúspide
esperaba el crepúsculpo.
Faltaba lo principal,
No aprovechar la oportunidad de las ocasiones
para mejorarme.
No fuí pastor ni oveja
única posibilidad para un desarmado
y encima este maquinaje se me va de los dedos
con que acaricio.

(De La pasión sin Mateo)


La cama caliente

Qué lindo en invierno
después de atravesar el día helado
rendido y frío
con ganas de besar y que me besen
encontrar las sábanas calientes y limpias
con vapor de mujer.
Qué lindo en invierno
y qué lindo también en el verano.

(De La vida en serio)


Las antítesis

Está la humanidad,
Está.
Si aguantamos una generación más
ya casi llegaremos al final,
y veremos del otro lado.
La fisiología se ocupará del dolor,
la duda será curada
con ondas ultrasónicas de saber,
la amistad y el amor
reflejos que producen placer
abundarán como el pan regalado,
y si no es así
de todas maneras
está la humanidad,
está.
Lo que somos cabe dentro de ella.

(De Vida de poeta)


Frac

Qué gracioso debo quedar metido en el frac.
Supongamos que estoy invitado al banquete
y por una componenda ineludible
debo colgarme el elegante uniforme.
Entrar al salón
donde vestidos iguales
se ponen de acuerdo
en la catadura de la risa,
establecida en el concilio
de los más ricos y poderosos.
Una flor perfumada de blanco
ilumina el armisticio de mi hombro,
disfrazada en mi pavada de vida
con plata prestada,
curiosidad prestada que exigen devolución.
Consideran mi claudicar
en sus cambios de mirada,
me aferro al pasado,
solicito que lo llenen,
al principio con timidez,
y empiezo mi cantinela de ropa mameluco
terminando tan igual
que ayer y que mañana
con un vaso de vino volcado.

(De Vida de poeta)
 

Cada uno tiene su desgracia y yo te perdí

En todos los años
en que tus besos fueron míos
rendí el peso de la piel
el amor en oleadas, el paraíso,
la mano sobre tu corazón palpitando;
por lo que recuerdo
no sólo fue el beso,
una posesión completa
cuerpo y alma
compartiendo el aprendizaje
y para mí era total
la primera vez y siempre,
después no tanto, el resto es largo;
pero tus besos
fueron y serán para siempre míos,
no termino de enumerarlos
y olvidarlos
para que su cantidad
alcance hasta
el fin de mis días.

(De Contestarse a sí mismo en el canto)


Octubre

Color de pureza en las flores
decisión de revoluciones.
El fresco temblor nocturno
distiende su contraído semblante
y sopla un chorrito de leche
para cortar la oscuridad cerrada.
El cielo tan alto como las estrellas,
la espalda húmeda
por el beso que ha puesto en mis labios
la noche de octubre.
Octubre,
mi mes de besos puestos en mis labios.
Las aromas ya se sienten;
están.Estoy impregnado de Octubres
buenos y malos y sin importancia
Soy Octubre jardín y cambiante,
mi piel es nueva, mi lamento es otro.
Comienzo el año en Octubre
porque soy jardín y cambiante,
Comienzo el año en Octubre sereno.

(De Poemas de las calles transversales)


Dejar la casa por la guerra

Salgo para la guerra
llegó el momento
la mochila se pasó toda la vida preparada
le faltaba mi espalda
y el final de los finales de mi incertidumbre
despilfarrada mi acción
en ingenuidades de heroismo
en los campos de teruel
sierras morenas los angeles
vietnams norte y sur
en salta dejándome la barba
en canelones usando peluca de oruro
aprendiendo a revolear el machete
yo que temblaba cuando hervía la pava
me incorporo y da vueltas el disco
a veces cantando a veces silbando;
estado asambleario
todo el poder a los soviets
derribar los muros de las cárceles
de los palacios de justicia
de las panaderías de las confiterías
de los canales de televisión
con premios para todos
destituyendo a los jefes
reirnos de las competencias
y ganar con la mayor cantidad
de gente posible
para que den todas sus posibilidades
y se lleven todo lo que necesitan
y algo más,
que eso va a haber.

(De Mishiadura en las dos ciudades)


El Sena para mí

Sé un poco para mí
Sena, que otros poetas te poseyeron.
Me encuentro tan lejos
para nadarte o andarte en bote.
Si tuviera montones de dinero
bien sabes que apoyaría en las barandas
de tu ruta encajonada
mi cabeza con penas.
Y diría, esto lo imaginaba,
aquello está en su lugar.
O pronto descubriría un recodo
que gocé y viví
y estaré en condiciones de prever:
ahora voy a ejecutar tal palabra,
tendré una aventura
imitaré la luna
o reconoceré que estoy soñando.
Lo más seguro es que estaré soñando.
Y cómo me gustaría, Sena, andar por tus orillas
en una ola sin reposo
de tus períodos de paz.
Presiento que las primaveras
me envolverán
y estarán inquietas cuando no me sienta feliz
y yo les explicaré,
nunca podría dejar de explicarles,
que no estoy triste por ellas,
que todo lo que pueda irme bien
aquí me ocurre.
Que a pesar de haber llegado
sin ser joven,
es posible que me miren y estimen
nada más
que porque escribo versos,
nada más que por eso.
Y puede ser que me decida,
por qué no,
a tirarme en tus aguas y morir.
Y contarán de mí,
eso espero,
un poeta,
argentino,
dejaré mis documentos en regla;
se hundió en el Sena porque lo quería
habiendo tantos ríos en el mundo
y en su país.

(De La vida en serio)


Volviendo a casa

Como soy un ciudadano de estos tiempos
no voy para mi casa en un caballo.
El banco de la nación
no confía en mis promesas
y mis conocimientos
sobre travesuras comerciales
no asombran a nadie.
Si me palmean en la espalda
y me preguntan de improviso
diría sin ponerme colorado:
soy poeta.
Entonces a colocarse en la cola:
con el albañil
con el matasellos de las sucursales
con el mozo de café.
Con la suave damita
que ni de reojo me mira,
con el vigilante que sí me mira de reojo,
con el carpintero que no oculta su olor a gomalaca,
con el reglamento que cobra el boleto de distancia.
Todo recorrido termina, insisto y bajo.
Podrán averiguar de mí mucho pasado,
nunca olvido sus caras.
He leído por qué enferman mis vecinos,
por qué la frente distrae sus sonrisas.
Entro a mi casa,
el día menos pensado me voy a mudar.
Busco un rincón con un poco de luz,
todos tenemos un rincón, y libero a los astronautas,
a Colón a Tomás Moro
a los proyectos de la capital de la alegría.
Y después en la comida,
sin comer no se puede vivir,
¿No trajo la paloma un aletear?
¿No vino un telegrama con saludos?
¿No hubo un llamado con cantos
que incluyan mi nombre?
¿Nadie golpeó la puerta
y dejó un regalo para mí?
Porque espero una visita
hoy o mañana
algún día será.

(De Poemas de las calles transversales)


Ordenanza municipal (11 de abril de 1902)

La guerra del catorce no había comenzado.
La revolución de mil novecientos cinco
estaba por afirmar
la disolución del capitalismo.
Mi ciudad,
Buenos Aires,
afrontaba los temibles problemas
con tranquilidad.
De la fiebre amarilla estaban inmunes,
a lo obreros polacos
con campesinos correntinos a caballo
los calmaban.
España seguía rezando,
India soñaba.
El puerto de la ciudad
insistía en vender,
los araucanos estaban liquidados.
El abuelo del Che Guevara acumulaba dinero
para asegurar a su nieto
la carrera de médico.
Los gauchos sin horizonte
robaban con cuchillo en los callejones.
Muchas más cosas pasaban
cuando el intendente de mi ciudad,
Buenos Aires,
encontró en el blanco mármol
de su azul residencia
un grueso escupitajo verde
con leves estrías anaranjadas.
Logrando no pisarlo
convocó a una junta de vecinos
que aceptaron sin objeciones de fondo
prohibir escupir fuera de las salivaderas
para limpieza de la población.

(De Poemas de las calles transversales)


Contestarse a sí mismo en el canto

¡¡¡Voy!!!
No contesta-no está.
¡Esperame, falta poco!
¿Estará festejando mi ausencia?
Oigo voces. Están en curda,
suben, cruzan el río,
pasan el bosque,
y se escucha en el valle:
¡Estoy por llegar!
¡No terminé! ¡Esperen!
El zapato me queda chico, la media grande;
hace mucho que no me vestía.
¿Cómo se hace?
¡Eh! ¿Con qué viajo?
Sí, sí, ando, es el viento en contra,
me falta poco, estoy,
es el último descanso que tomo
pero verán, ya veremos, hay niebla,
justo hoy se les ocurre un eclipse de sol,
nunca es total, llevo un farol,
una vela, tus ojos en la memoria.

Fuente
www.revistaculturalelviento.blogspot.com.ar
www.luisvilchezpoeta.blogspot.com.ar

www.allinchrome.com.ar

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